viernes, 5 de agosto de 2016

La visión de un líder impulsó un diario

En los 90 años de Fidel

La visión de un líder impulsó un diario

Fidel Castro fue desde su época de estudiante y recién graduado universitario un comunicador nato que denunciaba los saqueos oficiales en los medios


Fidel Castro en animada charla con los trabajadores de Caja y Linotipos del periódico Granma.
Fidel Castro en animada charla con los trabajadores de Caja y Linotipos del periódico Granma. Foto: Valiente, Jorge


Una tarde de mayo de 1963 Fidel Castro visitó el diario Pravda durante su significativo primer viaje a la Unión Soviética. A la salida comentó: “Quisiera que nuestro diario fuese como este, órgano del partido.”

Los que lo acompañábamos, creo, estuvimos lejos de comprender del todo sus palabras. Tres años después, en octubre de 1965, nos percatamos del significado.
Fidel Castro fue desde su época de estudiante y recién graduado universitario un comunicador nato que denunciaba los saqueos oficiales, en los medios, particularmente en los que como el diario Alerta, dirigido por Ramón Vasconcelos, a pesar de su volubletrayectoria, comprendían los excepcionales valores cívicos, el aliento patriótico y revolucionario que animó siempre al joven periodista: “Desde el principio de su gobierno un voraz apetito de tierras se apoderó de Carlos Prío Socarrás… Un caso insólito y sin precedentes: los Prío adquirieron en un solo año, en un solo término municipal, 15 fincas…en tres años, en tres términos municipales, en una sola provincia, la asombrosa cantidad de 34 fincas”. (1)


Fidel Castro revisa unos materiales junto al entonces director del diario Granma, Jorge Enrique Mendoza Reboredo en la dirección del periódico. Foto: Mario Ferrer
Fidel, jefe indiscutible de la Revolución triunfante, fue desde la Sierra Maestra, el principal y más inspirado conductor de la relación con los medios de comunicación masivos, tanto nacionales como internacionales

Al alba del primero de enero de 1959, tres batalladores diarios representaban a las organizaciones que la protagonizaban: Revolución, órgano del Movimiento 26 de julio, fundado durante la lucha contra Batista y que devino, de hecho, en órgano del gobierno desde los inicios; Hoy, órgano del Partido Socialista Popular, que había sido clausurado durante la tiranía, fue vocero de los comunistas; yCombate, desde la clandestinidad órgano del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, organizado por estudiantes, profesionales y trabajadores afines a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). En 1961 se había fundido Combate con otros dos vespertinos.
Dos años después de aquella visita al periódico Pravda, en octubre de 1965, se crea el Partido Comunista de Cuba, se fusionanHoy y Revolución para fundar su órgano oficial,Granma, en la histórica velada en la que Fidel rompió largos meses de zozobra y reveló que Ernesto Guevara ya no estaba en Cuba: “otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos”, leyó Fidel en la misiva estremecedora aquella noche.
Creo que todos los presentes saltamos como victoriosos atletas cuando reveló el secreto que hacía especular toda clase de conjeturas sobre la desaparición del Guerrillero Heroico durante esos largos meses y de lo que los medios enemigos de Cuba se aprovechaban. Algunos diarios en EE.UU. y otras latitudes, confundían sus deseos con la realidad: “Está liquidado políticamente en Cuba.”
Las especulaciones sobre su paradero continuaron aún tras la carta del Che, que leyó el Comandante en Jefe en aquel acto del teatro Karl Marx. Pasaron a opinar sobre dónde se hallaba el Che. Reconocían que ambos “están entre los hombres más conocidos del mundo.” Pero la agencia norteamericana de noticias UPI, que no dudó en dar por muerto a Fidel en la Sierra Maestra tras desembarcar en 1956, diez años más tarde era más cuidadosa y se limitaba a señalar que “en Daar es Salam se rumoreaba que Che había pasado por Tanzania”.
Ante aquellos hechos tan significativos, casi no se notaba la fundación del diario Granma. Fidel intercambió esa noche, después del acto con Blas Roca y Faure Chomón; jefes del Partido Socialista Popular y del Directorio Revolucionario 13 de marzo, respectivamente, así como con dirigentes del nuevo Partido Comunista como Osvaldo Dorticós, Juan Almeida, Carlos Rafael Rodríguez, Ramiro Valdés, Armando Hart e Isidoro Malmierca, nuevo director de Granma.


Otras de las visitas de Fidel al periódico Granma. Junto al líder cubano el director de la publicación Jorge Enrique Mendoza Reboredo (extremo derecho) y un grupo de colaboradores. Foto: Liborio Noval
Todos después se trasladaron al local del diario Hoy, en Prado y Teniente Rey, que dirigía Blas, donde Fidel habló sobre la Revolución Cubana y la Revolución Venezolana. Apenas me dio tiempo para escribir lo más rápido posible la primera reseña del importante acontecimiento, que no firmé como era la costumbre, pues no me consideré con derecho a tamaña distinción. Confieso que hoy me pesa.

Casi de inmediato esa noche se dieron los primeros pasos para realizar la relativamente nueva tarea, como por ejemplo, la adopción de un machón para el nombre del diario, que correspondió confeccionar al ya difunto caricaturista Horacio. Era una forma de honrar a los denodados combatientes que junto a Fidel desembarcaron en el yate Granma para conquistar la libertad soñada.
Esos pasos eran comenzados por Malmierca y los que trabajábamos con Blas en Hoy, situado en la calle Prado, donde se confeccionó el primer número. Al día siguiente nos trasladamos al edificio del diario Revolución, en la Plaza del mismo nombre, donde nos unimos a los también fundadores, componentes del otro núcleo, para dar inicio a la tarea de organizar el nuevo diario, con la fuerza de trabajo de ambos rotativos.
El 13 de marzo de 1959 al cumplirse el segundo aniversario del asalto al antiguo Palacio Presidencial, había estado por primera vez junto a la personalidad que más ha marcado mi vida, Fidel Castro. Creo que él, junto a José Martí, constituyen las figuras públicas que más han marcado la vida del cubano en la historia.
En realidad el Héroe del asalto al Moncada revivió en nosotros lo mejor de nuestros ideales históricos. Su decidido arrojo aquel 26 de julio de 1953 conmovió a los jóvenes estudiantes de todo el país. En particular a los de la Universidad de La Habana que encabezados por José Antonio Echeverría, tanto contribuyeron a lograr que fuese liberado.
Pero la policía frustró su bienvenida en la escalinata cortando la energía eléctrica. También lo hicieron con una entrevista que se efectuaría en casa de su hermana Lidia en el Vedado y fueron subiendo el tono hasta que debió exiliarse.
Los contactos se multiplicaron hasta lograrse la unidad. En 1959, tras algunos malentendidos se consolidaba esa aspiración y por primera vez se conmemoraba el asalto a la entonces mansión ejecutiva de la presidencia cubana por el Directorio Revolucionario (DR, brazo armado de la FEU). Esa organización revolucionaria me asignó la presentación de los oradores en la terraza del Palacio Presidencial, cuyo asalto por el DR el 13 de marzo de 1957 estremeció a La Habana.
Así se cumplió entonces el compromiso contraído por José Antonio Echeverría, presidente de la FEU y fundador del DR, con Fidel en la llamada Carta de México, en el cual los dirigentes del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Revolucionario coordinaron en una reunión efectuada en México el 30 de agosto de 1956 los planes de sus organizaciones con respecto a la lucha armada para derrocar la dictadura del general Fulgencio Batista. La valiente acción del ataque al Palacio Presidencial del 13 de marzo de 1957 les costó la vida al combativo líder estudiantil y a varios de sus colaboradores.
A Raúl Castro, Faure Chomón y otros compañeros los presentamos sin inconvenientes, más cuando el entonces presidente Manuel Urrutia debía hacer el resumen, me llevé la sorpresa de que el pueblo allí presente, exigía que hablase Fidel.
Trataba de explicar que el Comandante estaba previsto para hacer esa noche el resumen de los actos en la Universidad. Pero la multitud no transigía en irse sin oír hablar a Fidel.
El combatiente revolucionario Osmel Francis se afanó por convencer a la multitud y tampoco le hicieron caso. Entonces Fidel se acercó a complacer al pueblo y comenzó en un tono de broma que distendió la situación, pues hacía reír a todos.
Junto a Fidel se había colocado el entonces comandante Huber Matos (2), quien trató de llamarle la atención, diciéndole que era una fecha de luto. Fidel no le hacía el menor caso y Matos insistía tanto que me hacía recordar las asambleas en la escuela de derecho, cuando los oponentes a la candidatura del luchador estudiantil universitario René Anillo, trataban de desviar su atención con aviesas interrupciones y tratábamos de impedirlo.
Fidel seguía hablando en el mismo tono sin siquiera mirarlo y cuando redondeó sus palabras, dijo que había iniciado así su intervención porque el 13 de marzo no era una fecha luctuosa, ni tampoco lo era el 26 de julio. ¿Creen ustedes que el 10 de octubre es una fecha de luto? ¡Noo! gritaba la gente.
Y Fidel agregaba enfático: no es una fecha de luto; es una fecha de fiesta. Porque fue el inicio de nuestra lucha por la independencia; de nuestro triunfo, es una fecha de fiesta. El 13 de marzo es una fecha de fiesta, como lo es el 26 de julio y alzando el tono: ¡El 26 de julio debemos declararlo Día de Fiesta Nacional! Fidel convirtió la invectiva del después renegado en una feliz propuesta que contó con el más espontáneo aval que alguien podría soñar.
Ese día lo vi crecer. Me convenció su calma ante la pretendida interrupción. Ya conocía de su poderoso brazo, pero había ignorado que acaparaba también el talento de Martí y Maceo. Un jefe excepcionalmente fuera de serie.
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(1) Fidel Castro. Alerta, 11 de febrero de 1952.
(2) Huber Matos Benítez. Traicionó a la Revolución Cubana y se convirtió en uno de los contrarrevolucionarios más extremistas del llamado exilio cubano en Miami. Fuente: www.ecured.cu y www.cubainformacion.tv


Chávez reunió a Cuba y Venezuela

Permitió que nos uniéramos, que dejáramos atrás los prejuicios y las barreras que dividían al pueblo venezolano, apuntó el periodista Ernesto Villegas


Conversatorio sobre Chavez. Ernesto Villegas (Periodista) y Ali Rodríguez (Embajador de Venezuela en Cuba)
Ernesto Villegas y Alí Rodríguez durante el conversatorio sobre el Comandante Hugo Chávez. Foto: Anabel Díaz
El Comandante Hugo Chávez reinició el acercamiento entre Cuba y Venezuela, y des­de entonces los lazos de amistad se han fortalecido, afirmó este jueves el periodista Ernesto Villegas.
Durante el conversatorio El Chávez que yo conocí: líder, jefe y comunicador, celebrado en Casa de las Américas, el comunicador venezolano se refirió a las diversas facetas del Comandante, quien siempre estuvo muy cercano a su pueblo.
Villegas, quien ocupó el cargo de ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información en Venezuela (2012-2013), co­mentó que el 4 de febrero de 1992 fue el día que vio a Chávez en persona por primera vez, gracias a una aparición ante la prensa local.
En ese momento, Chávez reconoció su responsabilidad tras la rebelión cívico-militar que encabezó contra el entonces presidente derechista Carlos Andrés Pérez.
Según Villegas, la declaración del Comandante de que “por ahora” los objetivos de liberar al pueblo de ese régimen no habían sido alcanzados abrió una luz de esperanza para Ve­nezuela.
Chávez permitió que nos uniéramos, que dejáramos atrás los prejuicios y las barreras que dividían al pueblo venezolano, apuntó.
Al referirse a Aló Presidente, el periodista venezolano afirmó que fue más que un programa de televisión, pues era una visita que cada domingo el líder de la Revolución Bo­livariana le hacía a los hogares del país.
Para el embajador venezolano en Cuba, Alí Rodríguez Araque, este conversatorio constituyó también un evento de reflexión sobre lo que acontece en Nuestra América, signado por una contraofensiva imperial con Vene­zuela como foco.
Durante la conferencia trascendió que la jornada del 4 de agosto es de celebración en el país sudamericano pues coincide con la creación de la Guardia Nacional Venezolana y con el día del pueblo, ambos símbolos de la defensa de la patria.

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